viernes, 19 de mayo de 2017



EL ESTUDIO DEL ARTISTA.

En la revista “CLAVILEÑO” nº 3, de mayo-junio de 1950, la sección “La rebotica del arte y los artistas pensando”, páginas 42 a 52, recoge el artículo de Camilo José Cela, “Palabras y más palabras sobre el problema de la escasez de estudios”.
Taller del pintor Rafael Zabaleta. El óleo del caballete: "Familia caminando". 1955, 81x65.
Cela nos plantea que “para alcanzar esa breve y efímera paz, para poder inaugurar su exposición, el artista ha tenido que trabajar de firme, día tras día, aprovechando todas las horas de luz, durante meses enteros, superando todos los desfallecimientos, resolviendo todos los problemas que se le han ido presentando, luchando contra el frío del cuerpo o del espíritu, contra la rutina, contra la indiferencia y el conformismo, esas polillas del alma… esa faceta de duro oficio que tiene el arte, ese ángulo amargo que el espectador ignora”, y se pregunta ”¿Cómo son los estudios donde su obra va naciendo?”, y asevera que “uno de los mayores problemas que tienen planteados los artistas españoles es éste de la escasez de estudios.” Punto de partida de su artículo.

Para dar respuesta a su pregunta y apoyar su afirmación, el escritor contacta con sus amigos pintores y escultores: Benjamín Palencia, Eduardo Vicente, Juan Esplandíu, Cristino Mallo, Ángel Ferrant, …y Rafael Zabaleta.

Dibujo que Rafael Zabaleta envió a Camilo José Cela para ilustrar su artículo. "Quesada, 25 de diciembre de 1948". En el caballete: "El comedor". 1948, 82x65.
Cela nos afirma que nuestro paisano “es concreto y humildemente ignorante: no veo ninguna solución, pues desconozco los factores que plantean el problema de su escasez. Rafael Zabaleta, ciertamente, no puede sentir el problema en sus propias carnes. Nunca he tenido –nos aclara- más estudio que el que tengo en la actualidad en mi pueblo de Quesada, en la misma casa donde nací”.

“El escritor, en su conversación con sus amigos los pintores y escultores, supo de más cosas que les preocupan. Supo de sus afanes y de sus tristezas, de sus sinsabores y de sus alegrías.”

"El taller". 1952, 81x66. En el caballete: "Campesina de los montes de Granada", 1952, 81x65.
El taller del artista, como tema de su obra.

Los estudios o talleres de artista, son entornos de trabajo, lugares de creación y entrega, laboratorios o “factorías”, espacios íntimos de soledad y búsqueda. Tantos y tan diferentes, como artistas encontremos; unos abigarrados, claustrofóbicos; otros modestos, fríos; y otros atípicos, un ordenador portátil en cualquier lugar del mundo.

El taller, su equipamiento y mobiliario, los objetos que acumula, su luminosidad y atmósfera  retratan e identifican al artista; produciéndose en muchos casos, una sugerente conexión entre la obra que crea y el entorno en que la realiza.

El taller forma parte de la obra e identidad del artista: el de Brancusi me huele a polvo y piedra, el de Cezanne a fruta, el de Chagall a sueños, el de Bacón a papel, el de Freud a telas, el de Bourgeois a madre, y el de Dalí … a perfume francés.

La irrupción de la fotografía a finales del siglo XIX, sustituirá al grabado en la información gráfica, y por ende, proliferaran en revistas y periódicos los reportajes sobre los estudios de los pintores, escultores, escritores, músicos, y otros artistas.

El “Taller del artista”, es uno de los motivos y título más socorridos en la historia del arte, un subgénero del retrato o autorretrato, con una fuerte carga de realidad en su vertiente fotográfica. 

Estudio de Rafael Zabaleta, "Pascua, 1953". De izq. a dcha.: "Maternidad". 1952, 100x81. "Campesinas y paisaje de Andalucía". 1952, 81x100. "Nocturno". 1953, 50x62. "Campesina cribando trigo". 1952, 100x81.
Gran número de pintores lo usaron como tema de sus obras, y quizá el más famoso de todos sea “Las Meninas o Familia de Felipe IV”, de Diego de Velázquez, fechado en 1656 por Palomino. Obra culmen de la pintura, de  simplicidad técnica excepcional, una composición equilibrada y armónica en los tonos, con una bella trama luminosa que inunda el complejo espacio arquitectónico, que nos presenta el techo de la habitación envuelto en una impresionante atmosfera nebulosa. Y no olvidemos el guiño al “Matrimonio Arnolfini” (1434) de Jan van Eyck, con aquel espejo que pretende incluir a la pareja real, dentro del espacio escénico.  

Aunque podríamos enumerar muchísimos otros:

“L'Atelier du peintre” de Gustave Courbet, un óleo sobre lienzo de 1855, que se encuentra en el Museo d’Orsay de París. Su título completo en francés es: “L’Atelier du peintre. Allégorie Réelle déterminant une phase de sept années de ma vie artistique (et morale)”, esto es, “El taller del pintor, alegoría real, determinante de una fase de siete años de mi vida artística (y moral)”.

“El arte de la pintura” o “Alegoría de la pintura”, también conocido con el título de “El estudio del artista”, de 1666, uno de los pocos grandes, me refiero al tamaño, óleos sobre lienzo del pintor holandés Johannes Vermer, que se conserva en el Museo de Historia del Arte de Viena.  

O los innumerables talleres del pintor Pablo Picasso, un caso especial, pues trabajó en numerosos estudios, en los que vivía y volcaba su intensa actividad creativa.

"Interior". 1957, 100x81".
El estudio de Rafael Zabaleta

Rafael Zabaleta por su parte, como nos decía, solo tuvo el estudio de Quesada, aunque del todo no era así. En el bajo del patio interior de su casa solariega quesadeña, entrando a su derecha, se encontraba su estudio de verano, y en la primera planta del edificio, junto a su dormitorio, el de invierno.
Taller del pintor Rafael Zabaleta, colgada de la pared la litografía dedicada por Picasso.. El óleo del caballete: "Perdices". 1950, 50x61. Apoyado contra la pared:"Serranía con cabras". 1950, 81x100. En el espejo: "Tres figuras y bodegón". 1949, 81x100. En la habitación del fondo: "Composición". 1935, 43x61.
Tambien disponía en su cortijo de Bejar, en el “carasol” del valle de Quesada, de una habitación que hacia las veces de estudio de pintura, como así nos lo corrobora en sus cartas dirigidas a Cesáreo Rodríguez-Aguilera Conde.

Quesada, 25 de septiembre de 1942.
Querido amigo Cesáreo:
Pocos años disfrutamos por aquí de un comienzo de otoño tan hermoso como el actual, dándome ganas de marchar a Béjar blanquear las habitaciones y amueblarlas, encender la chimenea y pasarme una larga temporada pintando despreocupado de todo, pero ya tengo decidido el viaje a Madrid y será esto último lo que haga.

Quesada 11 de enero de 1951
Queridos Cesáreo y Mercedes:
Ahora estamos en la recolección de aceituna, y yo marcho al campo casi todos los dias, a Bejar, donde tengo un cuadro terminado y otro empezado de temas campesinos, así seguiré hasta saber la fecha de la exposición de París y marchar bien por Irún o Puigcerdà, en cuyo caso pasaría unos dias en Barcelona con vosotros.
Estudio de Rafael Zabaleta, al fondo su biblioteca. "Interior de la estufa". 1955, 81x65.
Estos serán los tres únicos estudios del pintor, donde realizará su obra en soledad y silencio. *Casi todo la obra de Zabaleta esta pintada en Quesada y con Quesada. Desde el momento en que Zabaleta ordena su maleta para alguno de sus frecuentes viajes, puede decirse que deja el caballete y los pinceles en descanso. Bien es verdad que pinta, y sobre todo dibuja, en otros lugares; pero estos dibujos y tales pinturas no realizadas en Quesada, salvo excepciones, no son más que un pretexto o un ejercicio de la obra que posteriormente realizará en el silencio de su gabinete, envuelto en la luz y en el ambiente de su pueblo.”


Rafael Zabaleta con su amigo Cesáreo Rodríguez-Aguilera en su estudio.
“Rafael Zabaleta, el Pintor”. Cesáreo Rodríguez-Aguilera Conde. Colección de Artistas Españoles Contemporáneos. Servicio de publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia. Pamplona, 1976. 

Miguel A. Rodríguez Tirado





















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